Fortalece tu amor propio con ayuda del yoga

Muchas personas conocen el yoga por las prácticas físicas, la fuerza y flexibilidad que se requiere para realizarlas. Más allá de esto, el yoga es una disciplina que te lleva hacia un viaje interior, una oportunidad para conectar con tu verdadero Ser en un nivel mucho más profundo. Practicar yoga de esta manera, más allá de lo físico, es una oportunidad para conocer más acerca de tus miedos, tus anhelos, tus ilusiones.

En el mundo donde casi todo el tiempo se busca la aprobación de lo externo, las redes sociales han agravado esto, y mucho más en torno del yoga. Puedes ver un sinfín de imágenes de gente “perfecta” que realiza la postura “perfecta”. Lo malo aquí es que el trabajo real del yoga es 90% interno, pues se trata de cultivar tu conexión con el alma y el cuerpo.

Cuando se practica el yoga, donde tu enfoque principal es aceptar amorosamente tu cuerpo y darle la oportunidad de sanar y crecer en cada postura, eliges el amor propio por encima del ego.

A través del yoga, puedes enfocar tu mente y tus emociones para encontrar una forma más suave y amorosa de estar cómodo en tu propia piel. El yoga permite un espacio para la sanación interna profunda y un espacio consciente en el día donde puedes disfrutar de ser quien eres y expresar amorosamente el autocuidado en acción.

La práctica del yoga ayuda a promover el amor propio y el autocuidado, y te ayuda a darte cuenta de que ya tienes todo lo que necesitas dentro de ti. Cuanto más profundo te adentres en la práctica tradicional del yoga, más te diriges a aceptar y amar lo que eres en un nivel de esencia, en lugar de un nivel superficial.

Te muestra cómo honrar tu unicidad, y dejar ir la lucha que viene cuando te comparas con los demás. Tu tapete de yoga es el lugar perfecto donde puedes comenzar conscientemente la práctica de dejar ir la comparación con los otros. Al igual que en la vida, tu clase de yoga puede ser un lugar en el que es fácil distraerse con lo externo en lo que los demás hacen y la mente puede tratar de alejarse de cualquier sensación o emoción incómoda que surja en la sesión.

Date amor a ti mismo, antes de querer darle amor a los demás

Para realmente compartir el amor sincero y puro, tienes que reconocer que la relación más importante es contigo mismo. Si tú no te sientes bien o sólo señalas todo lo “malo” que tienes, entonces no podrás ser objetivo en ningún tipo de relación. Sana primero todo aquello a lo que le tienes miedo y después aprende a amarte para que puedas compartirlo.

Haz que el amor propio sea una acción diaria en tu vida, deja los hábitos negativos que te sumergen en un hoyo y aprende cada día que puedes mejorar. El amor propio es como un músculo que debes desarrollar y cuidar día con día para que se fortalezca.

Cuando aprendes que todo está en ti, que solamente tú pones el valor de ti mismo y que nadie puede hundirte, entonces podrás caminar por la vida con una sonrisa, con tu propósito de vida muy claro y con todas las ganas de superarte día con día; y si te caes te vuelves a levantar las veces que sean necesarias.

3 posturas de yoga para el amor propio

Decide despertar o ir a dormir con estas asanas diariamente para que poco a poco comiences a sentir el amor por ti mismo.

Gato/vaca (Marjaryasana/Bitilasana)

  • Coloca tu cuerpo en cuatro puntos; rodillas debajo de caderas y muñecas debajo de hombros.

  • Pon tu cabeza en posición neutral.

  • Inhala y deja caer tu vientre mientras haces una curva con tu espalda.

  • Exhala y lleva tu abdomen hacia adentro mientras redondeas tu espalda.

  • Repite de cinco a 20 veces.

Camello (Ustrasana)

  • Pon tu cuerpo de rodillas y ábrelas a lo ancho de tu cadera.

  • Empuja tu pelvis hacia adelante, mete bien tu abdomen para evitar lesiones de lumbares.

  • Lleva tus manos hacia los tobillos mientras haces un arco con tu espalda y abres bien el pecho.

  • Si no puedes llevarlas a los tobillos, puedes colocarlas debajo de tus lumbares.

  • Lo importante es que abras tu corazón.

  • Quédate aquí por 30 segundos o 60, como tú te sientas.

Montaña (Tadasana)

  • Ponte de pie con tus pies juntos y los brazos hacia los costados.

  • Asegúrate de que el peso este bien distribuido en ambos brazos.

  • Lo importante aquí es que te concentres en la respiración y en el momento presente.

  • Mantén esta posición durante 1 minuto.

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